Una aproximación a la marca-ciudad: Santander (primera parte)
Una aproximación a la marca-ciudad: Santander (primera parte)
La marca, ese ¿oscuro? objeto de deseo, se ha convertido hoy día en un pilar básico de actividad dentro de esta nuestra sociedad moderna que diría aquel. Pero no solo en el ámbito del consumo, dónde tan biennace, crece, se reproduce y… bueno…. todos sabemos el final…, sino también en otro tipo de ámbitos como pueden ser los culturales, sociales, turísticos y, en definitiva, toda aquella ocupación dónde el hombre ejerce su sociabilidad.
Como buena marca, esta identifica y recrea una propuesta diferenciada con su propia idiosincrasia, acercándose a su público objetivo bajo la premisa de una oferta de valor. Hasta aquí todo más o menos normal en su comportamiento tradicional. Sin embargo, cuando la marca entra en contacto con un territorio, por norma, esta recoge las características propias y particulares del territorio, dotándola de una expresión gráfica que la proporcione de valor comunicativo frente a sus diferentes públicos. En este caso, la ciudad de Santander, el desarrollo normal de su marca ni esta, ni se le espera, desde un punto de vista profesional. No existe actividad alguna desde los estamentos para este fin.
Desde esta óptica, se puede explicar y excusar, como Santander no constituye a día de hoy un auténtico polo catalizador que atraiga flujos, ya sea de capitales y/o personas de otros lugares (países vs ciudades), siendo su competitividad como ciudad de destino de inversión, turístico o cultural muy reducido y acotado en comparación con las capitales de provincia más cercanas geográficamente hablando.
Oportunidades no han faltado, siendo su plan estratégico el vehículo actual que mejor podría encajar dentro del proyecto de expandir la marca-territorio.
Algunas consideraciones esenciales.
Podemos abordar el análisis de la marca-territorio de Santander desde diferentes prismas, siendo este un aspecto complicado dónde confluyen diferentes circunstancias con un impacto importante:
- La imagen y las propuestas de comunicación de las instituciones públicas de la ciudad deberían hablar «con una sola voz». Parece un aspecto básico en la teoría pero no lo es tanto en la práctica.
- Los propios ciudadanos santanderinos, actúan como «embajadores» de la marca ciudad cada vez que interactúan con sus visitantes. Un elemento clave en el desarrollo del proyecto Santander Ciudad Cultural Europea 2016 dónde como marca-ciudad Santander alcanzo su mejor versión.
- La imagen y la notoriedad de las marcas del sector privado de la ciudad que, de forma bidireccional, construyen la marca territorio y al mismo tiempo se pueden beneficiar de la imagen de la misma. Aquí el famoso banco Santander nos muestra el camino a seguir. De llevar el nombre de la ciudad por todo el mundo no pueden presumir muchas ciudades. Es por tanto necesario generar y renovar las sinergias.
Así, una marca-territorio debe ser capaz de aglutinar los activos positivos de un territorio y apoyar y revalorizar los diferentes aspectos exportables del mismo en un mundo cada vez más homogéneo. Por tanto, la marca es:
- Marca = sustancia + sentimiento.
- Marca = realidad + historia.
- Marca = verdad + imaginación.
- Marca = hecho + impresión.
Desde este argumentario podremos analizar más objetivamente la marca-territorio Santander. No olvidemos que “El 50 por ciento del éxito consiste en hacerse notar”
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